Nuevos informes han salido a la luz sobre el estado de salud de los 24 rehenes israelíes que aún permanecen cautivos por Hamás en la Franja de Gaza, en medio de una crisis humanitaria y diplomática que sigue generando preocupación internacional.

Fuentes de inteligencia israelíes, en coordinación con mediadores de Egipto y Qatar, han dado a conocer detalles parciales sobre las condiciones físicas y psicológicas de los rehenes, los cuales incluyen a mujeres, ancianos y al menos un menor de edad. De acuerdo con los reportes, varios de ellos sufren enfermedades crónicas que requieren medicación regular, mientras que otros presentan signos de desnutrición, agotamiento extremo y traumas derivados del cautiverio prolongado.

“Estamos profundamente preocupados por el bienestar de estas personas. Algunos necesitan atención médica urgente”, declaró un funcionario israelí bajo anonimato. Las condiciones en que estarían siendo retenidos —en túneles subterráneos o ubicaciones móviles— complican aún más su seguimiento y atención.

Hamás, por su parte, ha restringido severamente el acceso a cualquier tipo de visita humanitaria o médica internacional, a pesar de los llamados reiterados por parte de la Cruz Roja y organismos de derechos humanos. Las familias de los rehenes han intensificado sus manifestaciones en Tel Aviv y Jerusalén, exigiendo al gobierno de Benjamin Netanyahu una acción más contundente para asegurar el retorno de sus seres queridos.

“Han pasado meses y seguimos sin ver a nuestros padres, hijos y hermanos. El silencio es insoportable”, expresó entre lágrimas una madre cuyo hijo aún está en manos del grupo terrorista. La presión pública ha ido en aumento, especialmente tras el último canje parcial de prisioneros, en el que no se incluyó a estos 24 cautivos.

Expertos en seguridad afirman que Hamás estaría usando a los rehenes como moneda de cambio estratégica en medio de las negociaciones por un alto al fuego, sabiendo que su liberación representa un punto clave en la política israelí y en la mediación internacional.

El primer ministro Netanyahu ha asegurado que su gobierno “no descansará hasta que el último rehén esté en casa”, pero también reiteró que cualquier solución deberá ir acompañada del desmantelamiento de la infraestructura terrorista de Hamás.

Mientras tanto, miles oran en Israel y en distintas partes del mundo por el pronto regreso de los secuestrados, en un clamor que mezcla angustia, esperanza y la necesidad urgente de justicia.