La producción presenta testimonios inéditos de sobrevivientes, imágenes captadas por drones, cámaras corporales y teléfonos móviles, que documentan minuto a minuto el horror vivido aquella mañana, cuando más de 360 personas fueron asesinadas y decenas secuestradas por militantes armados que cruzaron la frontera desde Gaza.
El filme no sólo expone la brutalidad del ataque, sino que también ofrece un retrato humano de las víctimas: jóvenes que celebraban la vida en un festival de paz, truncado por uno de los actos de violencia más atroces de los últimos años en Medio Oriente.
Con un tono sobrio pero estremecedor, el documental busca no sólo informar, sino también generar conciencia sobre las consecuencias del terrorismo y la fragilidad de la paz en la región. Desde su estreno, ha sido tema de conversación en redes sociales y ha despertado el interés de medios internacionales.
Este lanzamiento se da en un momento de alta tensión global, con el conflicto entre Israel y Hamas aún sin resolución clara, y con una creciente polarización en la opinión pública sobre lo que ocurre en Gaza y otras zonas afectadas.