En el contexto actual de Medio Oriente, la idea de una paz entre Israel y Hezbolá parece difícil de alcanzar. Aunque el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha impulsado acuerdos de paz con otros países árabes a través de los Acuerdos de Abraham, su relación con Hezbolá, el grupo chiita respaldado por Irán y basado en Líbano, es completamente distinta. Hezbolá es considerada por Israel y otros países occidentales como una organización terrorista, y su hostilidad hacia Israel ha sido constante a lo largo de los años.
En el escenario actual, Netanyahu parece más enfocado en contener y enfrentar las amenazas de Hezbolá que en buscar una negociación directa. Israel ha respondido de manera tajante a cualquier tipo de actividad hostil de Hezbolá en la frontera norte, y ha dejado claro que no tolerará la presencia de milicias proiraníes en su vecindario. Esta postura de defensa y disuasión militar ha sido la estrategia dominante de Israel en los últimos años y continúa siendo una prioridad para Netanyahu.
Obstáculos para una Paz Formal con Hezbolá
Uno de los principales obstáculos para una posible paz es el alineamiento de Hezbolá con Irán, país que mantiene una postura abiertamente hostil hacia Israel. Irán respalda militar y financieramente a Hezbolá, y ambos comparten la visión de oponerse al Estado de Israel, lo cual complica cualquier intento de reconciliación. Las ambiciones de Irán en la región, sumadas a la influencia de Hezbolá en el gobierno libanés, crean un ambiente de desconfianza e incompatibilidad con los intereses de seguridad israelíes.
Además, Hezbolá se ha comprometido durante décadas a una narrativa de resistencia contra Israel, que incluye la reivindicación del sur del Líbano y la defensa de los derechos palestinos, lo cual lo convierte en un adversario poco dispuesto a entablar una paz formal. Cualquier cambio de postura de Hezbolá requeriría, probablemente, un cambio en la dinámica de poder regional y un replanteamiento de su relación con Irán.
Netanyahu y los Esfuerzos de Paz en Medio Oriente: La Paz con el Mundo Árabe, Pero ¿Con Hezbolá?
Netanyahu ha tenido éxito en establecer acuerdos de normalización con varios países árabes a través de los Acuerdos de Abraham, entre ellos Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Marruecos y Sudán. Estos acuerdos representan un cambio histórico en las relaciones de Israel con sus vecinos árabes, que ahora ven en la colaboración con Israel una oportunidad estratégica y económica. Sin embargo, estos esfuerzos se basan en relaciones interestatales y no incluyen a actores no estatales como Hezbolá, que tienen una agenda ideológica y religiosa mucho más rígida.
Mientras Israel continúe considerando a Hezbolá como una amenaza existencial, y mientras Hezbolá siga operando bajo la influencia de Irán, la paz entre ambas partes parece una posibilidad lejana. Netanyahu, por su parte, parece comprometido a fortalecer las alianzas con países árabes pragmáticos que buscan estabilidad y cooperación en la región, más que a negociar con actores que, como Hezbolá, se oponen abiertamente a su existencia.
¿Es Viable una Tregua?
En lugar de una paz formal, una tregua o un cese de hostilidades temporales es una posibilidad que algunos analistas consideran viable si ambas partes logran reducir sus tensiones. Una tregua podría ofrecer beneficios a ambos: Israel reduciría el riesgo de conflicto en su frontera norte, y Hezbolá podría concentrarse en la crisis económica y política interna del Líbano. Sin embargo, tales acuerdos temporales no resuelven las profundas diferencias y serían extremadamente frágiles.
En conclusión, la paz entre Israel y Hezbolá parece inalcanzable en el corto plazo debido a las posturas ideológicas, políticas y militares que ambos mantienen. Para Netanyahu, la prioridad sigue siendo la seguridad de Israel y la contención de las amenazas que representa Hezbolá. La realidad actual sugiere que cualquier forma de paz significativa requeriría no solo voluntad diplomática, sino una transformación profunda en las relaciones de poder y alianzas en Medio Oriente.