En una operación militar de gran envergadura, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) llevaron a cabo un ataque aéreo sobre un objetivo estratégico en Beirut, Líbano, donde se encontraban almacenados 1.000 cohetes y 100 lanzadores pertenecientes a Hezbolá. Según informes de fuentes militares, la acción se ejecutó con el objetivo de neutralizar una amenaza significativa para la seguridad de Israel, ya que el arsenal estaba destinado a futuros ataques contra territorio israelí.

Los aviones de combate israelíes llevaron a cabo la incursión de manera precisa, logrando destruir por completo los cohetes y lanzadores sin causar bajas civiles, según un comunicado oficial de las FDI. Esta operación es parte de la respuesta de Israel a los recientes incrementos de tensiones en la frontera norte, donde se ha registrado una escalada en los enfrentamientos entre Israel y Hezbolá.

El gobierno libanés y Hezbolá han condenado el ataque, calificándolo como una violación de la soberanía libanesa y un acto de agresión. Mientras tanto, la comunidad internacional ha expresado su preocupación por la escalada del conflicto y ha hecho un llamado a la moderación por ambas partes para evitar una mayor confrontación.

Este ataque marca un nuevo capítulo en la compleja relación entre Israel y Hezbolá, que ha visto múltiples episodios de violencia desde la guerra del Líbano en 2006. Las FDI han reafirmado su compromiso de proteger a su población y han advertido que continuarán con operaciones similares si se detectan nuevas amenazas en la región.