El actor Tim Allen, conocido por su carrera en la comedia y por sus papeles icónicos en la televisión, ha sorprendido a muchos con sus recientes declaraciones sobre su experiencia al leer la Biblia. Allen, quien ha construido una reputación como un comediante agudo y una estrella del entretenimiento, compartió que su inmersión en las Escrituras ha sido una experiencia profundamente transformadora.

En una entrevista reciente, Allen describió su viaje espiritual como "increíble" y confesó que leer la Biblia no fue lo que había anticipado. "No es para nada lo que esperaba", admitió, destacando que sus preconcepciones sobre el texto sagrado fueron desafiadas y, en muchos aspectos, superadas.

Allen explicó que, a lo largo de su vida, había mantenido una relación distante con la religión, pero que la lectura de la Biblia le ha ofrecido una nueva perspectiva sobre la fe y la vida. “Lo que encontré fue un texto lleno de sabiduría, historias poderosas y una visión del mundo que me hizo reconsiderar muchas de mis creencias previas”, comentó.

El actor señaló que, a pesar de no ser lo que esperaba, su lectura de la Biblia lo ha llevado a una reflexión más profunda sobre el propósito de la vida, el valor de la espiritualidad y la importancia de la fe en tiempos de incertidumbre. "Hay algo en esas palabras que resuena de una manera que no había experimentado antes", añadió.

Tim Allen también mencionó que esta experiencia ha influido en su enfoque hacia la vida cotidiana y su carrera. Aunque no se considera un experto en temas religiosos, su contacto con las Escrituras le ha permitido redescubrir aspectos de la fe que había dejado de lado. "Es un viaje continuo", concluyó, dejando entrever que su exploración espiritual está lejos de haber terminado


 En 2011, durante  una entrevista  con Elizabeth Vargas del programa “20/20” de ABC, Allen dijo que comenzó a cuestionar a Dios y la fe después de que su padre fuera atropellado fatalmente por un conductor ebrio cuando el actor tenía solo 11 años.

Allen dijo que durante años fue un asiduo a la iglesia, pero admitió que no le gustaba “la idea de Dios” y que era “constantemente cínico” en cuestiones de fe. Pero finalmente cambió de opinión y comenzó a ver a Dios como lo que él llamaba “El Constructor”.