El Ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, David Lammy, ha enviado una carta al pastor protestante cubano Lorenzo Rosales Fajardo, quien permanece encarcelado en la isla desde 2021. Este gesto representa un mensaje contundente de apoyo y solidaridad hacia los derechos de libertad religiosa y de expresión en Cuba, en medio de crecientes denuncias de persecución a líderes religiosos en el país.

Rosales Fajardo, líder de una pequeña congregación evangélica en Palma Soriano, fue detenido durante las protestas masivas del 11 de julio de 2021, conocidas como el "11J". Las autoridades cubanas lo acusaron de "desórdenes públicos" y otros cargos, condenándolo a una pena de siete años de prisión. Organizaciones internacionales, como Christian Solidarity Worldwide (CSW), han denunciado que el pastor fue arrestado injustamente por participar pacíficamente en las manifestaciones y por su firme postura de fe cristiana.

En la misiva, el ministro británico destacó la importancia de la libertad religiosa como un derecho humano fundamental y expresó su preocupación por las condiciones en las que se encuentra el pastor. Lammy también instó al gobierno cubano a garantizar el respeto por las libertades individuales, incluido el derecho a la práctica religiosa sin represalias ni restricciones.

El encarcelamiento del pastor Rosales Fajardo ha despertado indignación entre líderes cristianos y activistas de derechos humanos en todo el mundo, quienes consideran que el caso ejemplifica la opresión sufrida por las comunidades religiosas en Cuba. A pesar de que la constitución cubana garantiza la libertad de culto, en la práctica, líderes religiosos que critican al gobierno enfrentan vigilancia, hostigamiento y, en casos extremos, prisión.

Por su parte, la familia del pastor ha agradecido las muestras de apoyo internacionales y ha pedido oración para que Lorenzo sea liberado pronto. "No ha cometido ningún crimen. Su único delito ha sido alzar su voz en favor de la verdad y la justicia, guiado por su fe en Cristo", declaró su esposa.

Este gesto del gobierno británico refuerza la presión diplomática sobre Cuba, mientras defensores de los derechos humanos insisten en que la comunidad internacional debe mantenerse vigilante frente a las violaciones a las libertades fundamentales en la isla.